lunes, 15 de julio de 2019



            Todo invento es una alteración del equilibrio y, fuera cual fuera la intención del inventor, acaba beneficiando a unos y perjudicando a otros, es decir, es utilizado como arma ofensiva. Por tanto, en principio, ningún invento debería aplicarse hasta que no se supiese cuáles serían sus efectos. Quizá todo inventor debería guardar su invento para sí. Quizá ningún invento debería ser llevado a la práctica hasta que no hubiera sobre esto un acuerdo unánime. Pero, ¿qué pasa en nuestra época que hay acuerdo unánime en la aplicación de los nuevos inventos aún antes de conocerlos?

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