miércoles, 26 de marzo de 2008

Un resultado alarmante.

La democracia tiene un curiosa virtud: muestra la verdadera naturaleza de los pueblos. Y, en ese sentido, el resultado de las últimas elecciones en España es verdaderamente alarmante.
Es alarmante porque, dado el pésimo comportamiento político del Partido Popular durante los cuatro últimos años, el pueblo español hubiera debido castigarlo mediante una derrota electoral abultada. Y no sólo no lo ha hecho, sino que le ha premiado con más votos, arrancados de los pequeños partidos políticos, dejando sin representación a muchos españoles.
Alguien podría decirme que peor sería si el PP hubiera ganado. Yo no lo tengo muy claro: quizá hubiera sido bueno sufrirlo durante los años de recesión económica que parece se avecinan, a ver si de ese modo aprendemos a enfrentarnos con los hechos.
Pero no es esa la cuestión. La cuestión es que el Partido Popular ha realizado una oposición sucia, inmoral, virulenta. Es una cuestión de moral: hay cosas que no se deben hacer. Y el PP no se ha detenido ante nada. No vale recurrir a cualquier procedimiento con tal de hacerse con el poder. Es preciso respetar ciertas normas morales básicas. Si no se hace, no se está haciendo oposición política, sino guerra civil. De momento, a nivel verbal. Pero es de temer que esto sólo sea una primera fase.
Algunas de esas malas acciones del Partido Popular: Meter ideas equivocadas deleberadamente en la mente de la gente, como aquella idea de que en los Ayuntamiento gobernaran los partidos de la lista más votada. Eso es apelar a la confusión de ideas reinante en la mente de la mayoría de los españoles, que hace que no tengan una idea clara de lo que es la democracia. Por favor, si alguien no lo entiende, intente buscar algún texto serio sobre lo que es la democracia representativa.
Otra: empezar con las ofertas de rebajas de impuestos. Sencillamente, es un mal procedimiento. Simplemente, apela a la avaricia de los electores. El Estado necesita dinero para actuar, y aunque no parezcan convenientes unos impuestos excesivos, tampoco se puede pensar en una rebaja indefinidas.
Apelar al miedo, sobre todo en relación con los inmigrantes. Desgraciadamente, en estos momentos, los inmigrantes no son el problema, sino la solución. (Naturalmente, hablo del momento presente, no de dentro de diez o quince años. Entonces, todo dependerá de cómo se hayan hecho las cosas). Pero es que, además, el PP es el partido de los ricos, que desean que haya muchos inmigrantes, que son mano de obra barata. Aquí el PP, además, hace un ejercicio de hipocresía.
Confunde deliberadamente los poderes del estado, obliga al Estado a desarrollar una política antiterrorista absurda (ellos, entre 1996 y 2004, negociaron descaradamente con ETA, de la cual son, en la actualidad, los grandes protavocdes, aparte de ceder en todo ante catalanes y vascos con tal de conseguir la investidura de Aznar), inventa problemas inexistentes, como el problema de "España", en la actualidad más sólida que nunca en la historia.
Y se ha auxiliado de la Iglesia Católica, aliada en una absurda guerra contra la asignatura de "Educación para la ciudadanía". La cual habla de cosas como la democracia, los derechos humanos, la libertad con responsabilidad, el respeto crítico a la ideas y creencias ajenas... ¿Es que alguien puede estar en desacuerdo con eso?
En fin, se las han arreglado para hacer retroceder un siglo el reloj de la historia. Gracias a ellos, estamos otra vez como entonces: en estado de guerra civil latente.

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