miércoles, 5 de marzo de 2008

Debate electoral: desencuentro.

He de reconocer que no vi el segundo debate entre Rajoy y Zapatero, sólo las primeras intervenciones y las breves noticias de algunos telediarios. Pero sívi el primero, que me resultó extremadamente interesante. Más que nada, por su tono y por el hecho de que los participantes no se respondían el uno al otro. Más bien, se limitaban a lanzar su propio discurso, sin hacer mucho caso de lo que el otro decía. Sin embargo, es preciso decir, a favor de Zapatero, que Rajoy presentó un discruso político del nivel más bajo posible, en un probale intento de captar los votos de los electores de más bajo nivel intelectual. Y que, ante sus acusaciones, Zapatero no podía dar la adecuada contestación ya que, como creo está muy claro, los votantes no iban a poder, ni seguramente tampoco querer, entenderlas. Y, desde luego, algunos echamos de menos que se plantearan los verdaderos problemas que el futuro presenta. El discurso político no puede intentar corregir la general pretensión de que continue de manera imparable un crecimiento económico que sabemos no puede mantenerse a largo plazo. La avaricia general no permite plantear la cuestión de que el crecimiento debería parar algún día, y de que es necesario empezar a controlarlo.
La actual aparente paz social se basa en que los ambiciosos (los conquistadores y forajidos de toda laya de cualquierépoca) pueden acumular riquezas sin límite y, a pesar de ello, queda bastante para los demás. Cualdo por algún motivo (el agotamiento del petróleo, por ejemplo) disminuya el crecimiento económico, me temo que seremos incapaces de administrar la estabilidad económica. ¿Otra guerra mundial, esta vez con miles de millones de muertos? No parece que el pueblo esté dispuesto a ser razonable. Y en ello se apoya la política de los partidos neoliberales, ejemplo conspicuo de los cuales es el Partido Popular español.





No hay comentarios: