Es fácil la contemplación de la
naturaleza desde una perspectiva racional. Entre la naturaleza y nosotros hay
una distancia que permite la observación y el experimento, que nos permite
recrearnos en un orden superior al que los individuos naturales pueden estar
supeditados sin que nos repugne particularmente.
El problema consiste en extrapolar
esta actitud hacia el ser humano. A mí al menos, esto me produce una grave
repugnancia. Yo me identifico con lo humano, y ya no puedo admitir ese
despiadado sacrificio de lo individual que es la ley natural más universal y
más fuerte. Y me produce escalofríos la impávida aceptación de los mecanismos
históricos que observo en muchas personas. Aunque comprendo que esta aceptación
es consecuencia necesaria de la lógica de la vida. Su negación, producto,
vuelvo a señalar, de nuestra identificación con lo humano, nos lleva, de una
manera también lógica, no sólo al suicidio, sino también a una propuesta de
destrucción total del universo.
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