miércoles, 30 de octubre de 2019

El alma, ¿materia o espíritu?


            El alma es materia perecedera o es espíritu.
            En el primer caso, el conocimiento puede progresar hasta donde la materia pueda llegar a comprenderse a sí misma. Ese límite marca precisamente el campo de la libertad, porque la libertad comienza donde termina el conocimiento.
            Si es espíritu, por un lado es inmortal y por otro no está sujeta a las limitaciones de la materia y, por lo tanto, el conocimiento puede progresar de manera ilimitada. Si por otro lado existe el poder, el conocimiento podrá ser empleado por unos individuos -dotados de alma- contra otros. El propio conocimiento acrecentará el poder de los poderosos, y podrá ser utilizado para limitar la capacidad de acción de otros seres también dotados de alma que, en principio, deberían ser libres. He aquí que el conocimiento niega la libertad por dos caminos: negando la capacidad de decisión -el conocimiento, que siempre es conocimiento de la necesidad, se limita a dar razón de lo que no tenemos más remedio que hacer- y negando la capacidad de acción. He aquí que la hipótesis del progreso ilimitado, si comporta también el crecimiento ilimitado del saber, tiene como consecuencia la reducción del campo de la acción humana, la negación de la individualidad, su propia y absoluta inutilidad.

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