martes, 24 de septiembre de 2019

La verdad y la vida


            Hace ya muchos años, en una conversación familiar sobre "Maribel y la extraña familia", de Miguel Mihura, alguien dijo que el final hubiera sido perfecto si Maribel hubiera confesado a su novio (un joven ingenuo que acaba casándose con ella) cuál había sido la realidad de su vida (había sido prostituta). Pero yo pienso que si Maribel hubiera hecho tal cosa no habría querido él casarse con ella, aunque los dos hubieran sufrido por ello. La vida es incompatible con la verdad. Para que la vida prosiga, alguien tiene que asumir la responsabilidad de mentir, aunque conozca la verdad. En el matrimonio, normalmente, es la mujer la que asume ese papel. Por ello suele ser el hombre el más celoso. El tiene, por lo general, la inocencia egoísta de los fuertes, o de los que creen serlo. En el fondo de su subconsciente, sabe que la realidad no puede ser tan perfecta como la mujer se la presenta. Naturalmente, lo acepta como verdad oficial. Pero siempre le queda una duda reprimida, lo que los españoles llamamos "la mosca detrás de la oreja". Mosca que emprende el vuelo a la menor ocasión.

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